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Evaluación de ópticas II

Continuamos en este capítulo hablando de la geometría de las ópticas. Ya en el capítulo anterior hablamos del proceso de cartografiar o hacer el lens mapping de una óptica. Es un proceso absolutamente esencial en aquellos proyectos dónde se tendrá que integrar posteriormente elementos animados. Esto se debe a que a la hora de integrar imágenes generadas por ordenador, con imágenes de acción real, es necesaria una ingeniería inversa muy precisa respecto a las características ópticas y a las distorsiones geométricas de cada óptica que hemos utilizado en una secuencia concreta.

Para esto, es necesario hacer una serie de mediciones extremadamente precisas, normalmente con cartas de retícula, para saber qué tipo de distorsiones geométricas tenemos, sobre todo en los bordes de la imagen o en aquel lugar de la imagen donde se vayan a incorporar las imágenes generadas por ordenador.

El proceso de diseño de la geometría de una óptica se complica muchísimo más cuando se trata de un zoom. Porque además de tener desplazamiento de elementos para conseguir que el punto de foco esté en su sitio, tenemos además un desplazamiento a propósito, para cambiar las distancias focales que permite ese zoom. Con lo cual, resulta muy difícil comprender con precisión, cuál es el proceso que se sigue para la geometría en un zoom. A día de hoy, la mayoría de los diseños de zoom, que son diseños muy complejos, con gran cantidad de elementos y con desplazamiento de los grupos, están muy bien conseguidos y en muchos casos equivalentes a sus contrapartidas fijas en la mayoría de las situaciones.

Si queremos rizar todavía más el rizo, nos encontramos con el diseño geométrico de las ópticas anamórficas. Pues porque las ópticas anamórficas tienen dos puntos nodales diferentes. El efecto de la anamorfosis sólo funciona sobre uno de los ejes sobre el horizontal, mientras que en el vertical se sigue comportando como lo haría cualquier óptica esférica. De modo que, a la hora de medir y analizar exactamente las distorsiones geométricas posibles para poder introducir si es necesario efectos visuales en la imagen, es mucho más complejo y requiere una medición todavía más precisa y concreta para no equivocarnos luego en la toma.

También hay que determinar si la óptica consigue enfocar los componentes de los tres colores básicos sobre el plano focal, porque de lo contrario, se producen dos posibles fenómenos: perdemos resolución y contraste de manera muy significativa, o bien, lo que es aún peor, encontramos halos de color en los bordes de los objetos o de los sujetos. Este fenómeno se llama aberración cromática lateral y consiste en que cuando la luz atraviesa los elementos de un objetivo, separa las longitudes de onda y, por lo tanto, los tres colores básicos llegan a puntos de foco distinto. Cuando lo hacen de manera longitudinal, se obtiene una pérdida muy significativa, de resolución y contraste.

En este capítulo Julio explicará cuáles son las situaciones en las que será más probable que tengamos una aberración cromática lateral o longitudinal. 

Además, explicará uno de los conceptos que más se malinterpreta: el bokeh, que es un término que procede de una expresión japonesa que significa borroso o nublado. Cómo se produce, de qué elementos depende y cómo es posible utilizarlo narrativamente según el gusto de cada artista. 

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