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La metodología de trabajo en Plató de Cinema pasa por unas asignaturas prácticas que proponen rodajes y realización de proyectos frecuentemente.

Aprender cine en un entorno familiar

En Plató de Cinema las clases son reducidas lo que permite un intercambio de conocimiento mucho más directo y productivo

Plató de Cinema aúna los estudios de cine e interpretación, entendien­do esta mezcla esencial dentro del mundo del cine: los estudiantes de ambas disciplinas se nutren de las ventajas de tener al alcance alumnos que cubren prácticamente todos los ámbitos dentro del sector. Alex Murrull, coordinador académico de los estudios de dirección cinematográfica, sostiene que intentan que las dos disciplinas acaben conviviendo: “En la misma escuela los directores tienen a mano a los actores y viceversa”. De esta forma, se crea un microcosmos que se asemeja al mundo profesional y, gracias al constante contacto entre estudiantes de ambas disciplinas y profesores, el entorno educativo acaba convirtiéndose en una pequeña familia.

La escuela se fundó en 2007 después de una larga trayectoria dentro de la educación, ya que el director y coordinador de los estudios de interpretación, Danel Aser, optó por fund­arla para hacer lo que él consideraba correcto dentro del mundo de la enseñanza. Las clases reducidas, de no más de 18 alumnos por cur­so, ayudan enormemente a crear este ambi­ente colaborativo y familiar. A través de una entrevista, los futuros estudiantes se miden ante los profesores para demostrar que hacer cine es su forma de entender la vida y su vo­cación. Sin este límite de alumnos no podrían llevarse a cabo correctamente las prácticas y rodajes de la escuela, ya que la metodología de trabajo de Plató de Cinema es generar equipo para rodar y que todos los estudiantes vayan rotando dentro de los diferentes car­gos. “Si tuviésemos grupos más grandes no podríamos asegurar esas prácticas a todos los alumnos”, destaca Alex Murrull poniendo por delante el correcto desarrollo educativo a los ingresos por número de alumnos. “Todos nos conocemos y todos sabemos los puntos débiles y fuertes de cada uno”, añade. Las clases reducidas ayudan enormemente a la transmisión del conocimiento y a una relación entre profesor y alumno mucho más directa y productiva.

Aprender rodando

No creen en la especialización, sino que optan por que los alumnos vayan rotando dentro de las distintos oficios del cine para descubrir a través de sus propias manos qué es lo que más les interesa. “Nuestra filosofía es ésa: prueba y error”, apunta el coordinador de estudios. Tienen diplomaturas de 3 años de duración en ambas ramas, además de cursos y mono­gráficos sobre dirección e interpretación. “Enseñamos a base de práctica en rodajes. En estos rodajes el alumno se empieza a posicio­nar en aquel rol en el que quiere destacar o profundizar”, añade Alex Murrull. Los alum­nos están constantemente tocando cámara gracias a la gran cantidad de prácticas que gestionan: tienen asignaturas en las que los alumnos tienen que entregar un cortometraje cada dos semanas, además de los proyectos obligatorios al final de cada cuatrimestre y las prácticas propias de cada asignatura. “Uno de nuestros objetivos es que el alumno salga lo más conectado posible con la industria”, co­menta. Por ello ofrecen prácticas externas en series como Polseres vermelles o en canales de televisión como Telecinco, lo que ayuda en gran medida a conseguir esos objetivos.

Y es que el oficio del cine no es algo que se aprenda sentado en el sofá viendo películas, aunque ver cine sea una forma indispensable para aprender. Como apunta Alex Murrull: “Se tiene que tener una perseverancia extraordi­naria para hacer cine en una industria cultural que produce mucho menos que otros países vecinos”. Las inagotables ganas de hacer son las que marcan la verdadera vocación y solo aquellos que ruedan y ruedan, sin importar cuánto cueste conseguir los objetivos, son los que consiguen el éxito. Porque, siendo sinceros, el cine es algo reservado a muy po­cos, aunque, según Alex Murrull, acaben tra­bajando en cine muchos más alumnos de los que imaginamos: “Es cierto que hay muchos menos puestos de trabajo que personas es­tudiando, pero resisten aquellos que de verdad lo sienten”. No toda pasa por dirigir ni estar en primera línea de fuego y desde Plató de Cinema intentan hacer ver a sus alumnos que hay cabida para todos dentro del sector.

“Nuestra filosofía es ésa: prueba y error»

Cine para contar historias

Perseverancia, constancia, ganas y vocación; aprender a base de rodajes y práctica es lo que enseñan en esta escuela de l´Hospital­et de Llobregat. “Lo bonito del cine es que puedes llegar a mucha gente de una forma muy clara: es como un medio muy democráti­co; difícil de hacer, pero que cuando se hace, llega de forma directa”, señala el coordinador de estudios. Entienden el cine como lenguaje para transmitir historias: “Los estudiantes que están aquí quieren explicar algo y algunos lo quieren explicar interpretando, otros dirigien­do, otros escribiendo”, comenta Alex Murrull, y añade que todo aquel que tenga algo que contar tiene un hueco en la escuela. Apoyan a los estudiantes que están o han estado entre sus filas, tanto a nivel de préstamo de mate­rial e instalaciones, como productora para que puedan optar a subvenciones, presentar proyectos a mercados de coproducción, etc. Comprometidos con el medio, ponen en tela de juicio los meritoriajes, entendiendo que hay un periodo de aprendizaje, pero también una necesidad de regulación. Llegar a trabajar remuneradamente es muy difícil en el sector, pero “lo que no se puede hacer es apoyar la industria en metirorios porque al final no deja de ser mano de obra gratis”.

Cada vez es más fácil rodar porque los medios están más a mano y es más fácil acceder a ellos. “Se genera un ambiente colaborativo de jóvenes que empiezan a rodar y entre ellos se ayudan para hacer proyectos”, comenta Alex Murrull mostrando el ejemplo de Barcelona, nit d’estiu, película que contó con exalumnos de Plató de Cinema entre el equipo técnico. Partir de cero con un proyecto y sacarlo ad­elante con muchas ganas y esfuerzo es lo que acaba demostrando el talento de las personas. Y desde Plató de Cinema creen en ese talento como forma de vida, por ello tratan de estim­ularlo y potenciarlo al máximo, tanto en sus alumnos como exalumnos que todavía acuden a la escuela en busca de apoyo como si de un miembro más de la familia se tratara.

“Lo bonito del cine es que puedes llegar a mucha gente»

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